viernes, 18 de octubre de 2013

Hábitos para un Liderazgo Efectivo-I Iniciativa


Hábitos para un Liderazgo Efectivo

I-Iniciativa

Iniciativa todos hemos escuchado, o leído numerosas historias de personas que pasaron una infancia difícil; que iniciaron su vida profesional ganando un salario de miseria y sin embargo con el paso de los años lograron un éxito tan grande que llegaron a fundar grandes empresas prácticamente de la nada, o que incluso llegaron a ser presidentes de una nación; ¿Qué características desarrollaron estas personas para alcanzar los logros que tuvieron?

La mayoría de nosotros tenemos los mismos sueños que ellos tenían, los mismos deseos de superación, ¿qué los hace diferentes a nosotros?; son muchas las características que presentan cada uno de ellos, pero un rasgo común es que eran personas proactivas, tenían una gran iniciativa.

Cuando vemos que suceden cosas buenas en las vidas de otras personas, nos preguntamos ¿Cómo lo han hecho?, quisiéramos saber su técnica, nos sentimos admirados de las familias y las empresas basadas en principios sólidos, de su fuerza y madurez, de la unidad entre sus equipos de trabajo, o de su cultura organizacional que se adapta tan bien al cambio, y que siempre logran resultados por encima de lo esperado.

Ante una situación difícil la mayoría nos quejamos y después nos resignamos y buscamos la forma de adaptarnos a la nueva situación, pero ellos no,  siempre deciden hacer algo, no aceptan las situaciones negativas que se presentan en su vida, trabajan para crear las situaciones que desean. Si quieren una vida saludable, hacen ejercicio y se alimentan adecuadamente, si desean progresar en su trabajo, se preparan desarrollando las habilidades que les permitirán ser más productivos y eficientes; si desean ser buenos líderes, trabajan en fortalecer su carácter; en general nunca están quietos, siempre están buscando la forma de lograr lo que desean.

El mundo actual es mucho más complejo que en el siglo anterior, hace apenas poco más de una década estábamos ante el surgimiento de las empresas punto com. La tecnología y la comunicación hacen el mundo más estresante y exigente; vivimos en la época de la globalización, la información y el conocimiento y casi todo lo que hacemos, ya sea bueno o malo, queda registrado en algún lugar, no hay forma de esconderse en un mundo tan interactivo y tan interconectado.

En nuestra vida personal y profesional, enfrentamos problemas y retos distintos a los que estábamos acostumbrados. En una sociedad donde todo mundo quiere ser líder y alcanzar el éxito, ¿Cómo hacemos para sobresalir, para ser mejores líderes, para conseguir lo que nos proponemos, para tener un mejor futuro para nosotros, para nuestra familia, y para las personas con quiénes convivimos?

Actualmente se considera al éxito y al liderazgo más como una característica de la personalidad y de la imagen pública, y esto influye en que se trabaje casi exclusivamente en dos campos; en el desarrollo de habilidades y técnicas de relaciones públicas que hacen funcionar los procesos de la in­teracción humana y en la actitud mental positiva expresada en una gran cantidad de frases motivadoras. Pero el concentrarnos en esto tiene un problema, pues podemos encontrar una gran cantidad de personas que alcanzan una posición de liderazgo y tienen gran éxito pero no encuentran la felicidad; y la razón es que hemos dejado a un lado el desarrollo de las características que nos garantizan un liderazgo continuo y nos permitan alcanzar el verdadero éxito y la felicidad.

La idea actual de éxito y liderazgo consiste en conseguir beneficios en la vida de una forma rá­pida y sencilla, “Hágase millonario sin preocupaciones”, y de esta forma, sin esforzarnos, sin inversión de ninguna clase, sin modificar nuestra conducta, queremos obtener todo lo que deseamos sin pasar antes por un proceso de trabajo y de­sarrollo de las habilidades necesarias; este esquema de “Conviértase en líder en una semana”, promete beneficios sin demasiado esfuerzo; y por lo general, este tipo de procesos no logran la verdadera felicidad ni los resultados esperados.

En las empresas con frecuencia sucede lo mismo, las áreas responsables del Recurso Humano se enfocan en desarrollar solo las habilidades que puedan ser de beneficio para la empresa, sin preocuparse por el aspecto interior de las personas, sin fortalecer el carácter de las mismas, y cuando los resultados son ausentismo, alta rotación, falta de lealtad, falta de compromiso y mal clima laboral, vuelven a buscar otros métodos que solucionen los problemas, pero ignorando los principios naturales en los que se basa una cultura de confianza.

Hace tiempo acostumbraba comer en un restaurante que normalmente estaba lleno de clientes, después lo vendieron, y al nuevo propietario le interesaron más las utilidades así que decidió servir porciones más pequeñas. Durante poco tiempo, con costos más bajos, las ganancias crecieron; pero los clientes empezaron a desaparecer; y el negocio comenzó a tener problemas, el propietario trató de revertir la situación, pero fue demasiado tarde, desapareció la confianza y los clientes no regresaron, hasta que finalmente cerró. El dueño se enfocó solo en los beneficios y se olvidó de conservar la fuente de tales beneficios, los clientes.

En nuestra vida podemos encontrarnos en la misma situación, podemos estar enfocando nuestros esfuerzos solamente en los beneficios y descuidar la fuente de los mismos, nuestra propia persona; podemos estar olvidando fortalecer aquello que nos da la capacidad para producir tales beneficios de manera permanente, hablamos de nuestro carácter y nuestra personalidad.

El proceso para lograr el liderazgo y la efectividad personal debe centrarse en fortalecer el carácter de la persona; ese es el enfoque que debemos aplicar si queremos desarrollar las habilidades para lograr un liderazgo efectivo y continuo, trabajar primero nuestros aspectos internos para estar en condiciones de modificar las situaciones externas. Esto es algo que no cambia con los avances tecnológicos y que seguirá vigente no importa la época, es lo que distingue a las personas que logran sus propósitos de aquellos que solo la van pasando.

Uno de los aspectos fundamentales a fortalecer cuando hablamos del carácter es el hábito de la iniciativa. A la iniciativa se le conoce también como drive, empuje, o proactividad, y significa no aceptar las cosas como vienen, es actuar para que suceda lo que deseamos que suceda en cualquier situación de nuestra vida, es aceptar que nosotros somos los responsables directos de la situación actual en que nos encontramos y empujar a que las cosas se realicen lo más cercano a lo que deseamos utilizando al 100% nuestras habilidades, o desarrollando las que necesitamos; es no dejarle a otros las decisiones sobre nuestra vida, y que lo que somos sea el resultado de cada una de nuestras decisiones y no las de ellos.

¿Cómo se llega a desarrollar el hábito de la iniciativa?, muchas veces se debe a la necesidad; cuando tienes hambre, no te queda más remedio que hacer algo para ganarte la vida, otras veces se produce un cambio de pensamiento cuando una enfermedad o accidente amenazan tu vida, o cuando te conviertes en esposo o esposa, en padre o abuelo; estas son situaciones que te cambian completamente el enfoque con el que ves las cosas y que te motivan a iniciar un cambio interno; otras veces simplemente porque deseamos ser mejores personas.

¿Somos personas con iniciativa, estamos constantemente buscando oportunidades, o esperamos a que lleguen a nosotros?, ¿iniciamos algo de inmediato, o nos intimida abandonar nuestra zona de confort y lo analizamos durante meses y meses?; recordemos que incluso una decisión correcta no tiene ningún beneficio si se toma demasiado tarde, “sabía que era la decisión correcta, pero no la tomé a tiempo”

¿Qué cualidades tiene un líder con iniciativa?

Tienen objetivos, saben lo que quieren y una vez que se deciden no se detienen hasta lograr lo que desean.

Actúan, se esfuerzan en lograr sus objetivos, no esperan a que alguien los motive, saben que es su responsabilidad salir de su zona de confort y hacen las cosas que tienen que hacer cuando deben hacerse, no esperan a que se presente la oportunidad, ellos la crean.

Se arriesgan, están siempre dispuestos a correr riesgos porque saben que no hacer nada implica un costo mayor.  Además, si no toman el balón, no pueden dirigir al equipo.

Aceptan equivocarse, cuando las cosas no salen como esperaban no se detienen a lamentarse, aprovechan el aprendizaje obtenido y vuelven a intentarlo hasta que lo consiguen.

Terminan lo que inician, esta es una de las cualidades fundamentales de una persona responsable, es muy valioso contar con personas que tomen su responsabilidad y terminen hasta el último detalle lo que han iniciado.

Siempre están aprendiendo, trabajan constantemente en el desarrollo de sus habilidades a través del aprendizaje formal, de la lectura o mediante algún asesor/coach.

No se conforman, cuando logran sus metas, se ponen nuevos retos; algunos líderes, al alcanzar una meta como titularse, lograr el puesto deseado, recibir un reconocimiento o alcanzar la independencia financiera, piensan que ya es suficiente y no se esfuerzan más, cuando sucede esto, dejan de crecer.

 

Tanto en el ámbito personal, como en el profesional, si queremos desarrollarnos y ser mejores líderes debemos trabajar en fortalecer nuestro carácter, nuestra parte interna, ir construyendo los hábitos necesarios para convertirnos en las personas que debemos ser; la iniciativa es uno de ellos.

 

 

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